NOTA: Esto es algo que escribí hace un tiempo y que nunca terminé, sin embargo quizas ahora y con el tiempo si lo aga, no busqueis aquí dobles sentidos, metaforas ni nada parecido, simplemente un texto con el que disfrutar, dejemos de lado los susurros agonicos por un día.
Prólogo: El Comienzo (I)
Soy, por lo menos
era, un honrado ciudadano del reino de Aden, natural de Talking
Island, guerrero de los de verdad, de los que han vivido las penurias
siempre fieles a su identidad. Miles de criaturas han caído bajo mis
espadas en cientos de aventuras, he recorrido mares, desiertos,
llanuras, tenebrosas cuevas... he mirado a demonios a los ojos sin
pestañear, he tomado castillos y asesinado hombres... He sido un
gladiador en todos los aspectos, me han abatido incontables veces,
viendo como mi armadura se hacia añicos ante los poderes ocultos de
los místicos magos. Me han herido con espadas, flechas, dagas e
incontables armas de batalla. Tengo la sensación de haber muerto
tantas veces... pero siempre haber resurgido a la vida.
Nunca he
necesitado un simple bastón de mago, ellos jamás llegarán a
entender fuera de sus libros de ciencias ocultas lo que es sentirse
vivo, notar como cercenas la carne cuando con tu espada y solo la
fuerza de tu brazo golpeas a una de esas malditas criaturas que dios
sabe quien, abra sembrado en esta hermosa tierra.
Sin embargo no siempre fui así, no, yo me crié como un niño feliz, uno de esos que no se ven en la arquitectónica Girand, la acoraza Oren o majestuosa Aden. Yo nací en aquella Isla olvidada por todos, separado del gran reino, cobijada en el territorio más tranquilo de Gludio. Crecí mirando el mar, soñando con vivir aventuras allá donde los grandes barcos de vela iban y venían cada día. ¡Como se me ponía la piel de gallina cada vez que ojeaba el interior del Warrior Guild y veía a aquellos enormes caballeros, con sus armaduras forjadas de algún material milenario, construidas por los valientes enanos que tanto admiro, tan juerguistas y al mismo tiempo malhumorados!.
Por desgracia me vi solo a una edad temprana, pues mi padre era un valeroso guerrero y murió en combate allá en el oscuro territorio de Elmore, más allá del propio Aden, un lugar en el que muy pocos se atreven a aventurarse. Decidí al saber la noticia emprender un camino peligroso pero osado, en el que poco a poco andaría todas aquellas tierras que recorrió mi progenitor, contribuyendo a la historia del mundo de alguna manera, formando parte de algún ejercito, sintiendo todo aquello con lo que los niños sueñan pero solo los hombres experimentan.
Mi primera vez... recuerdo mi primera vez, todos la recordamos, ¿no?, aquel pequeño ser, aquella sucia bestia que se arrastraba por el suelo cazando cucarachas o ratas, prácticamente ciega, Gremmlin llamado por los viejos del lugar, bichos que al parecer en otra época fueron mágicas criaturas condenadas por algún dios a vivir en ese cuerpo por su avaricia con el oro y las mujeres..
Rápido, sin un solo movimiento en falso clave mi espada en una de esas criaturas, con mirada firme recibí los golpes agonizantes que el bicho trataba de darme para defenderse, ante la aprobaciónde mis primeros maestros en el arte de la batalla. Maté una tras otra orgullo y placer, la sonrisa que exhibía mientras las abatía os prometo que os hubiera atemorizado. cuando me rodeé de cuerpos muertos sentí un gozo, un placer que desconocía y casi me asustaba. Exterminé a decenas de aquellas bestias hasta que mi sed de muerte, me obligó a buscar un enemigo mayor.
Sin embargo no siempre fui así, no, yo me crié como un niño feliz, uno de esos que no se ven en la arquitectónica Girand, la acoraza Oren o majestuosa Aden. Yo nací en aquella Isla olvidada por todos, separado del gran reino, cobijada en el territorio más tranquilo de Gludio. Crecí mirando el mar, soñando con vivir aventuras allá donde los grandes barcos de vela iban y venían cada día. ¡Como se me ponía la piel de gallina cada vez que ojeaba el interior del Warrior Guild y veía a aquellos enormes caballeros, con sus armaduras forjadas de algún material milenario, construidas por los valientes enanos que tanto admiro, tan juerguistas y al mismo tiempo malhumorados!.
Por desgracia me vi solo a una edad temprana, pues mi padre era un valeroso guerrero y murió en combate allá en el oscuro territorio de Elmore, más allá del propio Aden, un lugar en el que muy pocos se atreven a aventurarse. Decidí al saber la noticia emprender un camino peligroso pero osado, en el que poco a poco andaría todas aquellas tierras que recorrió mi progenitor, contribuyendo a la historia del mundo de alguna manera, formando parte de algún ejercito, sintiendo todo aquello con lo que los niños sueñan pero solo los hombres experimentan.
Mi primera vez... recuerdo mi primera vez, todos la recordamos, ¿no?, aquel pequeño ser, aquella sucia bestia que se arrastraba por el suelo cazando cucarachas o ratas, prácticamente ciega, Gremmlin llamado por los viejos del lugar, bichos que al parecer en otra época fueron mágicas criaturas condenadas por algún dios a vivir en ese cuerpo por su avaricia con el oro y las mujeres..
Rápido, sin un solo movimiento en falso clave mi espada en una de esas criaturas, con mirada firme recibí los golpes agonizantes que el bicho trataba de darme para defenderse, ante la aprobaciónde mis primeros maestros en el arte de la batalla. Maté una tras otra orgullo y placer, la sonrisa que exhibía mientras las abatía os prometo que os hubiera atemorizado. cuando me rodeé de cuerpos muertos sentí un gozo, un placer que desconocía y casi me asustaba. Exterminé a decenas de aquellas bestias hasta que mi sed de muerte, me obligó a buscar un enemigo mayor.
Mis maestros me
hablaron de lobos y zorrillos que formaban una plaga por las afueras
de mi querido pueblo, y me alentaron a que matarlos sería estupendo,
no solo para mejorar mi pose de batalla, o el agarre de la
empuñadura, si no también, para ayudar a todos mis conocidos y
amigos que llevaban tiempo sufriendo el pillaje de estos mamíferos.
Eran animales pacíficos, pequeños ladrones que robaban comida
a los humanos o en el peor de los casos se comían al ganado...
Estuve poco
tiempo en la pequeña isla, me fui de ella prometiendo volver a
aquella bonita humana, la que me compró mi billete para el barco que
me llevaría a la ciudad portuaria de Gludin. Fue una despedida
dulce, ella era lo más parecido a un amor que había tenido en mi
adolescencia. Podría haberme quedado más tiempo en la isla y así me hubiera
preparado mejor física y mentalmente en el arte del guerrero. De
haber actuado así, mi llegada al continente hubiera sido mucho más
fácil... Y es que mi nivel de batalla era muy bajo cuando partí,
cosa que me costó algunos quebraderos de cabeza. A veces me pregunto
si hubiera sido más feliz allá en Talking esos primeros meses de
lucha. Algo que me cuesta creer, superar mi maravillosa y nostálgica
etapa en Dark Elven Village no hubiera sido fácil.
Marché
demasiado pronto, pero como le prometí a aquella joven volví años
después, convertido en todo un guerrero. Fue una lástima que ella
no pudiera verme nunca más.
La historia promete.
ResponderEliminarEstá llena ya de futuras aventuras al más puro estilo cinematográfico! :D
Un beso
Lala
La aventura y el comic en estado puro.
ResponderEliminar