sábado, 6 de agosto de 2016

"Lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia"

"Lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia"

Esta es la maravillosa visión que acabo de encontrar navegando por la red. Lo contrario al amor no es el odio, de hecho, ni tan siquiera hay un paso entre ambos conceptos.

No, ya no soy un odiador, no rezumo resentimiento y mi orgullo, creo, espero, es solo positivista.

No soy un odiador pero odio muchas cosas: Odio la Sociedad, odio el capitalismo, odio el sistema monetario, odio a los países ricos y también a los países pobres. Odio la desigualdad, el racismo y la homofobia. Odio la ignorancia, y odio el orgullo de poseer esa ignorancia. Odio la soberbia y odio egocentrismo.

Sí, odio muchas cosas, pero no odio a personas.

En mi vida me han hecho cosas negativas que me han dolido y he odiado por ellas, e incluso he odiado absurdamente sin razón en mi adolescencia.

Pero ahora con treinta años puedo decir; ya no odio a individualidades. No odio a aquellos que me traicionaron, no odio a aquellos que me golpearon, ni mucho menos a aquellas que me lastimaron.

Algunos no merecen un sentimiento tan poderoso como el odio, no, el odio te hace esclavo del propio odiador. Alguien que merece ser odiado paradojicamente no merece despertar tal pasión en ti.

No, yo no creo que del amor al odio haya un solo paso. No. Si tan solo tienes un paso ante ti no era verdadero amor. No hay nada más egoísta que odiar hoy a quien amabas ayer. No hay mayor mentira que transformar el amor en odio.

La indiferencia, la indiferencia es el punto. No hay nada peor que la indiferencia para quien la sufre, ni nada mejor para aquel que la otorga. La indiferencia duele más que el odio, duele más que el rencor, duele más que el orgullo, y más que todos aquellos sentimientos humanos que nos poseen y nos hacen personas. La indiferencia es la ausencia de cualquier sentimiento, la indiferencia es la invisibilidad, la indiferencia es la no importancia, es la insuficiencia, la desaparición, la insignificancia.

No nos arrojemos en los brazos del odio... luchemos, sí, luchemos por lograr la indiferencia, en incluso la apatía hacía aquellos que nos han hecho daño, que nos han traicionado o que no nos han valorado.
Y digo luchemos porque es necesaria una lucha para lograr llegar hasta ella.
El odio es el camino fácil, triste y vacío. En la indiferencia está la propia libertad, y amigos, mi roja y negra dice que yo amo la libertad sobre todas las cosas.

Así pues yo lucharé cuando odie por no odiar, no daré esa satisfacción. Aquel que merezca mi odio no recibirá más que mi olvido y el mayor de los insultos en forma de "no me importas, no lo mereces, ahora no eres nada".