jueves, 27 de agosto de 2009

¿Quien cree en tí?

"La cuestión no es si creemos o no en dios... la cuestión es si dios cree o no en nosotros, porque si no cree estamos jodidos... y yo creo que no cree, por lo menos en mi no cree... y en ti tampoco".



¿En quien cree dios?, en mi no cree, y en ti que lees estas líneas estoy convencido que tampoco... como escribía aquel formidable escritor italiano en algún momento del siglo pasado, en esa maravillosa obra, Entre Campesinos: "Los reyes dicen que dios les ha dado el derecho a reinar, y cuando dos reyes se disputan un país, los dos pretenden ser enviados de Dios. Luego Dios da siempre la razón al que tiene más soldados y mejores armas". Al que tiene dinero diría yo, al que tiene poder, y no solo me refiero al poder de las armas...

Nosotros tristes trabajadores, regentores del primer mundo, zombis bajo la esclavitud siempre presente del dinero, del paro, de la policía, de los gobernantes... ¿quien cree en nosotros?, sumisa masa, masa estupida, ciega y engañada, atemorizada, amordazada... tristes de nosotros, triste raza humana (jamás me cansare de decirlo).

Me gustaría decir que yo, al igual que Santa en la escena de la película, creo en ti, que eso es lo importante... pero es una lastima porque yo ya no creo en nadie ni en nada, me habéis robado la esperanza de las personas justas. Triste de mí.

Nadie cree en nadie y todos somos anti-todo, ¿si nosotros mismos no creemos en nosotros quien lo ara en nuestro lugar?... nos hundimos a nosotros mismos cada día un poquito más, egoísmo, falsedad. Triste realidad, realidad... la realidad es que no me importa si dios deja de creer o no en mí, porque lo importante es precisamente lo contrario, que seamos nosotros, el pueblo, los que creamos en nosotros mismos, en nuestras posibilidades, que no cerremos más los ojos, que despertemos de una puta vez joder.

¿Cuando llegara la hora en que la gente se atreva a abrir la mente?, ¿cuando nos cansaremos de ser seres humanos de segunda que morimos cada día en nuestros puestos de trabajo?, ¿cuando diremos basta a la hora de pagar los platos rotos de los grandes banqueros y empresarios en forma de crisis?, ¿que es lo que necesitamos para levantarnos?, ¿que más nos tienen que hacer para tener que moder al amo?, ¿por que solo cuando el pueblo se muere de hambre se atreve a luchar contra los poderosos?, ¿por que somos tan pocos los que no aceptados la pobreza en el mundo y gritamos contra ella?, ¿por que no entendemos que el tercer mundo existe realmente y que son personas que merecen vivir dignamente?, ¿callamos porque nosotros tenemos el privilegio de haber nacido en una parte ligeramente acomodada del mundo?, ¿por que aun con todo esto repudiamos a la gente de esos países pobres que vienen aquí a luchar por sus familias, por un futuro digno?, ¿por que...?

miércoles, 19 de agosto de 2009

Quiero...

Quiero que me ilumine el rostro una aurora boreal en el frío intenso del norte, quiero ver el perfecto manto blanco que solo puedo admirar en una fotografía lejana, quiero sentir la paz en mí alma. Quiero recorrer playas paradisíacas, de finas arenas, aguas cristalinas, mágicos corales, el precioso azul bajo el majestuoso océano. Quiero ver la inmensidad del desierto infinito, las profundas selvas, la sabana y una enorme cascada que salpique mí cara.

Quiero volar alto y contemplar la tierra sobre las nubes, para así poder oír mis pensamientos libres sobre la tiranía de los hombres. Quiero ir mucho más allá, elevarme hasta que la esfera terrestre no sea mas que un una hermosa canica de colores prohibidos, sensuales... Quiero pasear por los cráteres lunares. Quiero ver las vistas desde la montaña más alta de Marte, navegar sobre las tormentas de Júpiter, sentir el mortal frío de plutón y arder muy cerca del sol.

Me maravillare con los colores de las nebulosas más lejanas, y sentiré como mía la del corazón, en Cassiopeia, madre de la diosa del amor. Recorreré galaxias completas entre el polvo de estrellas, observare de cerca la oscura materia y gritare allá donde nadie pueda oírme hasta quedarme sin aire.

Encontrare planetas extrasolares con los que jamás soñé, de radiantes mares, puros, llenos de vida, donde dejare caer mis lagrimas ante tanta belleza, hablare con los ríos y sonreiré a las flores, limpiare bajo un manantial mi cabeza de la putrefacción que la infecta, del odio, del rencor. Volveré a ser el niño que se perdió por las calamidades de la vida, me liberare de los traumas de la niñez y esta vez si, la disfrutare.

Escapare de la condena a la que yo mismo me someto en aquel, mi falso paraíso, sin dioses ni demonios, sin malos pensamientos, sin guerras, sin dinero, sin fronteras, sin banderas, sin malos recuerdos... donde solo quede amor a lo bello de la vida.


Así, por fin, podré cantar aquello de "Feeling good" sin mentir...


Pero mientras tanto me seguiré ahogando en botellas de alcohol, dulce licor que va acabando con mí cuerpo tras cada borrachera, mientras tanto, seguiré siendo un cobarde que se esconde tras falsas excusas, tras sensaciones alteradas, continuaré odiando al maldito mundo en absoluta soledad, seguiré escribiendo ante completos desconocidos, y si... me seguiré creyendo especial.


sábado, 15 de agosto de 2009

El rey y la princesa

Hace mucho tiempo, en un país muy lejano vivía un buen rey con una hija muy hermosa en un gran castillo situado en un exuberante valle, con más de un millón de flores y un lago de aguas cristalinas donde nadaban miles de pececillos de colores. El rey era muy feliz en su querido reino con su adorable familia, el sol iluminaba cada mañana los rostros sonrientes de todos sus sirvientes y pensaba ya con su avanzada edad que nada podría ir mal, que dejaría todo bien atado a la hora de su muerte.

Sin embargo una mañana su joven esposa enfermó y callo en cama dos semanas completas antes de sucumbir y dejar la vida para ir al reino de los cielos. Para colmo de males, su hija rompió los lazos prematrimoniales que tenía con el príncipe vecino impidiendo de esta forma una importante alianza entre naciones que hubiera traído muchísima prosperidad a todos cuantos Vivian bajo el mandato del rey.

Tuvo entonces el rey, que contraer matrimonio muy a su pesar con una joven princesa de otra nación para establecer unas buenas rutas comerciales y que así no decayera el bienestar de su castillo.

La nueva reina era una hermosa chica que contaba con apenas unos años mas que la hija de nuestro rey, esta última como era la heredera natural de todos los bienes conocidos, era muy envidiada y temida por su nueva madrastra, era tal el temor de esta a perderlo todo que casi rozando la locura envío a unos hombres del pueblo que solían regentar tugurios de mala fama a matarla, pero ellos en lugar de acabar con su vida y tras violarla, decidieron que sería más rentable obligarla a prostituirse en una casa de citas de la capital, tapándola eso si, el rostro con una mascara de cuero para que así nadie la reconociera.

El viejo rey callo en un profunda depresión, perdida su esposa y ahora su hija no tenía nada por lo que vivir, de un día para otro comenzó a tratar mal a sus sirvientes, exigió más impuestos a los campesinos y fue mucho más duro con los ladronzuelos de los barrios pobres pues con las torturas, junto a las ejecuciones hacían que el rey ahogara sus penas y su resentimiento contra el mundo que tan mal lo había tratado. Destruida su buena fama con una rapidez nunca vista, ahora era conocido como el tenebroso, aquel que hacía llamar a las prostitutas a palacio para fornicar violentamente y golpearlas, llegando en alguna ocasión a matar a alguna joven de mala la vida, sin embargo de entre todas, se encariño sin darse cuenta por una chica de cuerpo perfecto, sinuosas curvas a la que ocultaba su rostro una mascara de cuero, era a la única a la que no golpeaba y trataba con cariño cuando utilizaba su cuerpo para satisfacer sus lascivos deseos.

En el pueblo los hombres cansados de pagar los altos impuestos, artos de que les mataran a sus hijos por robar trozos de pan o incluso por la escasez de señoritas de compañía se organizaron y decidieron que el límite que había sobrepasado el rey era ya más que suficiente, asaltaron y prendieron fuego al castillo matando a todos los que en su interior se encontraban. Tuvo suerte el rey, pues se encontraba en ese momento junto a su delicada rosa, sobre una cama de seda en la casa de un duque muy amigo de la familia.

Cuando la joven vio que su madrastra había muerto, una noche se retiro la mascara y confeso al viejo quien era, el rey se dio cuenta que esa joven era su propia hija y la obligo a casarse con el, sin saber eso si, que la noche de bodas, un pajarillo que todo lo había observado entraría por la ventana de su habitación y le arrancaría los ojos a picotazos, transformándose posteriormente en la difunta reina, la cual cuidaría no solo del reino si no también de la joven hasta que todo, esta vez si, estuviera bien atado.

El rey fue encerrado en una habitación tapiada de su castillo donde nunca mas vería la luz del sol hasta su muerte.

NOTA: Cuento inspirado en los Hermanos Grimms

martes, 11 de agosto de 2009

Apología de la violencia


Se acerca el momento, un día que debe estar señalado en todos los calendarios de las mentes libres, de las mentes despiertas, de las mentes desengañadas, de las mentes luchadoras... 14 de Septiembre, Madrid, disturbios, venganza... continuar la lucha en homenaje a nuestro hermano caído, demostrar nuestra fuerza, la solidaridad, el "ni olvido ni perdón".

Hoy quiero hacer apología de la violencia, pues violencia es el único lenguaje que un gran sector de esta sociedad entiende, desde los poderosos que hablan con extrañas palabras en los edificios estatales (mientras en las calles tienen sus legales brazos armados con la "justicia" de su lado) hasta los cachorros neonazis que si, también llenan sus ejércitos y deben pagar por todos los asesinatos cometidos con sus propias vidas.

Al ciudadano medio, adoctrinado por los medios burgueses y fascistas, los telediarios, la prensa escrita, siempre parcial y acusadora de todo lo que no defienda este sistema injusto y desigual solo puedo decirle ante tal atrevimiento por mi parte que... Cuando su espíritu se convierta en un espíritu inquebrantable, cuando su odio crezca de tal forma que sea su mayor sentimiento, cuando sus ideas tomen por completo el rumbo de su vida, cuando el vacío de su personalidad no sea mas que un amargo recuerdo, cuando sus gritos sean gritos con sentido, cuando sus miedos dejen de ser miedos y se transformen en ganas de luchar, solo entonces, podrán comprender la ira y mí apología de la violencia.

Cuando en tú futuro tengas una esperanza y no un sueño, cuando veas que la libertad es no estar condenado a vender tú esfuerzo de trabajo a un patrón, cuando ningún fantasma consiga engañarte con falacias y falsas promesas, cuando sientas las injusticias de este mundo en tus carnes, cuando entiendas que África es real y no esta tan lejos como lo pintan... solo entonces podrás comprender la ira y mí apología de la violencia.

Cuando las palabras caen en oídos rotos... cuando un militar neonazi asesina a un chaval de 16 años por protestar contra el racismo... cuanto te maten a un hermano...

El 14 de septiembre todos debemos de estar en esa calle, ese día Madrid debe de arder, los perros al servicio del estado una vez mas protegerán a un cachorro neonazi, militar y asesino, y si se interponen entre el y nosotros tendremos una vez más que luchar, tendremos una vez más que protagonizar todos los telediarios de este sucio estado, por que el mejor homenaje es continuar la lucha, por que el estaría ahí si hubiéramos sido uno de nosotros los caídos, porque se me rompe el alma cada vez que lo recuerdo... aunque nunca lo conocí.

Carlos hermano, nosotros no olvidamos.


viernes, 7 de agosto de 2009

Más allá de mí horizonte

Respiro profundamente dejando salir muy despacio el oxígeno por mí nariz mientras calmo los recuerdos que martillean incesantemente mí cabeza.
Escucho la música crust que entra directamente a mí cerebro al mismo tiempo que levanto la mirada al claro cielo, azul veraniego, libre de nubes, casi infinito que me observa.
Noto como la melodía se funde con mí alma, mi respiración con el calido verano que abraza mí piel quemada creando un clima espiritual, casi mágico.

Dejo que este cúmulo de sensaciones vuelen libre entre las corrientes que llegan desde poniente, junto el cantar de los pájaros del ocaso, para poder romper las cadenas que me atormentan, para poder alzar la mirada más allá de mi propio horizonte.

Y allí, en ese distante lugar me veo sin mirar atrás, junto a nuevos objetivos que cumplir y por los que luchar, recuperándome gracias a mis ideas, mi fe, la utopía. Me veo una vez más escribiendo pensamientos, los de un anarquista, que hasta la tumba llevare, me veo rasgando guitarras y partiéndome la garganta frente a un micro. Me veo también rodeado por los míos, los que en su momento creí que se habían marchado pero realmente estaban ahí y aparecieron en los momentos malos, esos que están en mi corazón y son de verdad mis hermanos. Vi nuevas amistades y porque no, nuevos amores... Esperanza, ganar de luchar, de crear y también de derruir, de amar y odiar.

Termina la canción y vuelvo a respirar profundamente, me incorporo con decisión y acepto la realidad en la que me encuentro pero ahora con esas ganas de tirar hacia delante que me han faltado mucho tiempo, ni todo es tan horrible, ni nada es verdaderamente bueno, todo tiene un sabor agrio al que me e acostumbrado y que con el tiempo conseguiré, que se vaya adulzando.

sábado, 1 de agosto de 2009

Una visión extrema



Nadie recordaba una tormenta tan dura como la que descargaba aquella noche, los rayos iluminaban las montañas mas altas de aquella meseta a varios miles de metros de altura, el pico mas alto, era apenas igual de ancho que el castillo que sobre el se ubicaba, los truenos conseguían hacer creer que los vidrios de las ventanas se fueran a romper en mil pedazos y el viento silbaba tan fuerte que hubiera asustado al más valeroso de los caballeros.

Como es de costumbre en estas historias, en la mas altas de las torres, sobre el edificio central del majestuoso castillo se encontraba aquel del que trata esta historia, el único habitante de este lugar inaccesible en la cima mas alta de toda la nación. La mas grande y hermosa así como tétrica obra levantada por la mano del hombre no solo en este reino, si no en todos los reinos conocidos y por conocer.

Dentro de la torre, la oscuridad reinaba ante un hombre en estado de lenta agonía, oscuridad que solo se veía quebrantada por la luz de aquellos rayos que entraban por la pequeña ventana circular que tenia la habitación, llena de mugre, ratas y moho.

El hombre, se encontraba en un estado Deplorable, mas sucio que el mas pobre de los mendigos, no le quedaba un solo incisivo, canino o molar en la boca, vestido con harapos en lugar de ropas y tirado sobre una cama putrefacta llena de vómitos, orinas y defecaciones que había acumulado durante semanas enteras. De su boca solo salía pequeños alaridos de horror, angustia o dolor, no sabría exactamente decir de que se trataba.

La soledad que había albergado su corazón finalmente domino su realidad y era solo por esto que no tenia a nadie desde hacia muchísimo tiempo a su lado, ahora el daría todas sus posesiones por sentir el sentimiento de alguien hacia su persona, no necesariamente Necesitaba amor o sentirse querido, le bastaría con ser odiado o despreciado... Sin sueños ni esperanzas vivió toda su vida, sin ideas ni ambiciones, jamás lucho por nada pues todo lo tenia, o eso creyó siempre, ahora simplemente tenia eso, la nada, el vacío completo.

En un estado casi catatónico y de psicosis, ni el sentimiento de arrepentimiento su cerebro podía procesar con una lucidez básica, deplorable ser humano, restos de lo que un día fue un joven robusto y que se condeno a si mismo sin darse cuenta durante muchísimo tiempo.

Ahora en aquella Lúgubre habitación de su corazón solo tenia un alma podrida por el tiempo y la sin razón, su interior lleno de mierda, el vacío y la locura producida por una sociedad diabólica y voraz que destruye a todo ser vivo que se deja dominar, cuando simplemente todo se ha venido abajo, incluso los sueños y esperanzas nunca deseados.

En su propia tormenta interior, sin ilusiones de futuro, en el castillo que todos tenemos en el fondo de nuestro ser y que gobernamos como reyes místicos ya no quedaba nada, tan solo lagrimas y lamentos, una visión extrema del interior del ser humano normal.