sábado, 1 de agosto de 2009

Una visión extrema



Nadie recordaba una tormenta tan dura como la que descargaba aquella noche, los rayos iluminaban las montañas mas altas de aquella meseta a varios miles de metros de altura, el pico mas alto, era apenas igual de ancho que el castillo que sobre el se ubicaba, los truenos conseguían hacer creer que los vidrios de las ventanas se fueran a romper en mil pedazos y el viento silbaba tan fuerte que hubiera asustado al más valeroso de los caballeros.

Como es de costumbre en estas historias, en la mas altas de las torres, sobre el edificio central del majestuoso castillo se encontraba aquel del que trata esta historia, el único habitante de este lugar inaccesible en la cima mas alta de toda la nación. La mas grande y hermosa así como tétrica obra levantada por la mano del hombre no solo en este reino, si no en todos los reinos conocidos y por conocer.

Dentro de la torre, la oscuridad reinaba ante un hombre en estado de lenta agonía, oscuridad que solo se veía quebrantada por la luz de aquellos rayos que entraban por la pequeña ventana circular que tenia la habitación, llena de mugre, ratas y moho.

El hombre, se encontraba en un estado Deplorable, mas sucio que el mas pobre de los mendigos, no le quedaba un solo incisivo, canino o molar en la boca, vestido con harapos en lugar de ropas y tirado sobre una cama putrefacta llena de vómitos, orinas y defecaciones que había acumulado durante semanas enteras. De su boca solo salía pequeños alaridos de horror, angustia o dolor, no sabría exactamente decir de que se trataba.

La soledad que había albergado su corazón finalmente domino su realidad y era solo por esto que no tenia a nadie desde hacia muchísimo tiempo a su lado, ahora el daría todas sus posesiones por sentir el sentimiento de alguien hacia su persona, no necesariamente Necesitaba amor o sentirse querido, le bastaría con ser odiado o despreciado... Sin sueños ni esperanzas vivió toda su vida, sin ideas ni ambiciones, jamás lucho por nada pues todo lo tenia, o eso creyó siempre, ahora simplemente tenia eso, la nada, el vacío completo.

En un estado casi catatónico y de psicosis, ni el sentimiento de arrepentimiento su cerebro podía procesar con una lucidez básica, deplorable ser humano, restos de lo que un día fue un joven robusto y que se condeno a si mismo sin darse cuenta durante muchísimo tiempo.

Ahora en aquella Lúgubre habitación de su corazón solo tenia un alma podrida por el tiempo y la sin razón, su interior lleno de mierda, el vacío y la locura producida por una sociedad diabólica y voraz que destruye a todo ser vivo que se deja dominar, cuando simplemente todo se ha venido abajo, incluso los sueños y esperanzas nunca deseados.

En su propia tormenta interior, sin ilusiones de futuro, en el castillo que todos tenemos en el fondo de nuestro ser y que gobernamos como reyes místicos ya no quedaba nada, tan solo lagrimas y lamentos, una visión extrema del interior del ser humano normal.

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