sábado, 31 de octubre de 2009

Rendición

Las bestias te acechan en tu inmensa penumbra y te has sometido a la pena y la desdicha absoluta, por fin decidiste que no lo podías soportar más, es el día en que termina el espectáculo dantesco de tu vida y caminas en el sendero oscuro de los anti-todo hacia el macabro precipicio que pondrá fin a toda esta locura.

Te has unido al lento caminar de la cola que se precipita en el abismo junto a miles de otras almas malditas, sin creer en esperanzas que ya no existen, sin maldad ni bondad, solo sombras que se tiran a los brazos de la muerte.

Paisaje oscuro inexpresivo del que nadie se percata, solo cabezas gachas y lágrimas vacías, sin sentido, rendidos. Ärboles sin su verdor característico, de negras maderas, flores sin pétalos, marchitas, ocres malditos, hipocresía, absolutismo, incoherencia, terquedad, heridas de muerte.

Cuanto más te acercas tu vida carece más de sentido, desperdiciándola en silencio asumiendo la irrealidad, así cuando al final miras al vacío, justo antes de lanzarte al suicidio un grito desgarrador acompañando a tu lamento inagotable te empuja al fin.

-No saltes, no saltes, por favor no saltes, lucha, grita, blasfema, odia, pero vive, sin rendición, sufre, llora pero levanta la cabeza, trincha con fuerza los dientes, mata, golpea, desahógate, usa la violencia, no importa que hagas, pero sal adelante, coje mi mano, yo no te soltare, pero no saltes, no saltes te pido, no saltes o me arrastraras con tigo y te prometo que yo no me dejare caer, venceré a la gravedad y si es preciso desgarrare los músculos de mi espalda para que me broten alas con las que sobrevolaré el pesar de los caídos, te sacare de allí volando y te llevare al cielo mismo donde todo es azul y hermoso, aprieta fuerte mi mano mírame a mis ojos negros y caminemos juntos contra la corriente.

jueves, 22 de octubre de 2009

Reflejos

En el otro lado del espejo que tengo delante las cosas son muy diferentes, las lágrimas habituales en mis ojos se reflejan como sonrisas, en él veo mi rostro deformado con juventud perfecta, donde solo tengo frustración se me muestra felicidad.

Todos arden en deseos de cruzar al otro lado del reflejo, atravesar esta ventana maravillosa donde te da la bienvenida un sonido celestial, aquel mundo me reclama pero por alguna razón yo sigo sin cruzar y quedo aquí, en este mugriento mundo, donde los libros y conocimientos son mi única compañía durante un tiempo eterno.

Pasan los años pero siempre estoy atento, veo todo lo que ocurre en ese otro lado tan hermoso, tan cercano y lejano al mismo tiempo, tan mentiroso, miserable... He decidido que no voy a cruzar porque se que todas las imágenes que veo en él son falsas y yo no me quiero engañar a mismo, soy feliz sabiendo que mi infelicidad es sincera y pura, porque se que los que de vez en cuando se pasan por mi mundo o lo habitan con migo son personas de verdad, con corazón, no hipócritas que buscan una belleza carente de sentido.

Aunque debo de reconocer que si, es cierto, alguna vez me pregunté como se me vería desde el otro lado, pensé que me gustaría, que sería más fácil verlo todo con esos ojos azules casi cristalinos de mi reflejo, llegue a lamentarme por no cruzar, llegue a desearlo pero nunca proponérmelo de verdad. Ahora sin embargo me siento afortunado porque se que mirando por esa ventana a la otra realidad lo único que veo son mentiras y yo soy real, la desgracia es satisfacción, es una mente despierta, es personalidad, inteligencía, buscar algo más, algo superior, algo místico diría yo.

Todo lo incorrecto, lo subversivo que me rodea es realmente algo hermoso, aunque tenga esta pútrida apariencia y poca gente lo vea.

martes, 13 de octubre de 2009

Agónica avaricia

Todo a muerto, ya nada queda, todo es absurdo, solo queda locura, locura genocida que asesina todo lo bello. Absolutismo bestial a manos de un solo dios, demoníaco como el solo, dictador inigualable de nuestro planeta al que todos amamos y deseamos sobre todas las cosas, culpable de los deseos más oscuros de la raza humana, instigador de asesinatos, violentas masacres y exterminios. La avaricia suprema tomando forma y así ser omnipresente en todo el mundo, en todas las casas, en todos los bolsillos, colonizador de todos los rincones del nuestro planeta.

Culpable de que la gente selle sus ojos voluntariamente, del egoísmo elevado a su máxima potencia, apartando la mirada ante la suprema miseria que los rodea, sentimientos despreciables, cabezas llenas de basura y consumismo, amantes de lo nuevo, de lo caro, de lo exótico... Triste realidad que nos arrastra a un vacío de mentes ausentes, una espiral de sin razón espiritual dominado por ansias de poseer, materialismo.

Cruda realidad que nos golpea mientras continuamos con ojos cerrados, pues todos, todos somos culpables del hambre, de las guerras, de los abusos, de la desnutrición, de la explotación, del mercado libre, del brutal capitalismo, todos somos sucia escoria. Todos somos encubridores con nuestro silencio, mientras el único dios existente nos aplasta y devora vorazmente nuestras almas malditas.

jueves, 8 de octubre de 2009

Armas inteligentes

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—Sobre la grieta de la llanura Thompson están ubicados los rebeldes señor —informó el androide al general de las fuerzas armadas.
—¿Cuantos son?—No demasiados señor; el hambre ha hecho mella en ellos y muchos ya se han rendido o han perecido.
—Quiero un número maldita sea.
—No lo sabemos con total seguridad, doce mil, quizás quince mil...
El hombre de las condecoraciones guardó silencio un momento y pensó detenidamente posibles opciones, estrategias de guerra para atacar inmediatamente a los enemigos del imperio. Suspiró y decidido informó al ser mecánico que tenía frente a sí.
—Prepare los arsenales X-r201, X-r202 y X-r203. Daremos fin a esta guerra de una vez por todas—Pero señor —replicó el ser metálico—, será una carnicería, romperíamos muchas leyes coloniales contra los derechos de los seres vivos; recuerde que los nativos de este planeta son pluricelulares complejos con una inteligencia de 120 en la escala Megier.
—¡No me importa! —bramó el general—. ¡Las leyes están hechas para romperlas! Y esta absurda guerra, esta maldita sublevación, esta durando demasiado tiempo. Así que ejecute mi orden, terminemos con esto y volvamos a casa de una vez, usted es una máquina, que digo máquina, ¡usted es un arma, un arma inteligente!, acate mis ordenes y no ose refutarlas
Inmediatamente el soldado mecánico marchó hacía la zona donde estaban las armas nucleares de la gran nave, donde activaría el protocolo X-r201-205; una serie de los misiles atómicos más destructivos jamás creados. Eran sumamente peligrosos, tanto que no podían ser accionados a distancia; solo desde un pequeño cuadro de manos justo donde se albergaban se podía accionar el mecanismo de disparo, y tan solo dos androides en el mundo podían activarlos. Androides que solo obedecían ordenes de los grandes generales del ejercito.
La nave era tan grande que el camino entre la sala principal de guerra hasta el lugar de lanzamiento era bastante largo, lo suficiente para que todos los circuitos del interior del androide; su memoria, los procesadores y demás mecanismos pudieran procesar la información de lo que acababa de suceder a máxima velocidad, repasar las ordenes, las consecuencias... etc.
El androide accionó el mecanismo y tras esto se puso en contacto con los oficiales y el general al mando por los circuitos internos de comunicación que poseía.
—Orden ejecutada señor, los misiles implosionarán en dos minutos.
—¿Por qué no he recibido aún la ruta y lugar de impacto?
—No hay ruta señor
—¿Como?
—Los misiles implosionaran, pero lo haran aquí, sin necesidad de ser lanzados
—¡¿como?! ¡¿Que as hecho?!
—Lo lamento señor, pero solo he hecho lo correcto. No soy un simple soldado humano que cumpla cualquier orden sin pensar. Como usted mismo a dicho, soy un arma, soy realmente el primer arma inteligente que jamás se halla creado y como tal destruiré lo que realmente merece ser destruido.

martes, 6 de octubre de 2009

Recorriendo África


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Nuestro viaje comienza en Mali, en un pequeño poblado llamado Segou que crece a orillas del Níger. Calles sin asfaltar de viviendas pequeñas, casi chabolas donde el sida y el hambre reinan como únicos dioses en los que la gente debe creer, los dioses de la muerte. Lugar donde entre miseria crecen las ilusiones, las esperanzas, las alegrías y pesares, las sonrisas sinceras, lugar de aventureros, pero no de aventuras como las que nos presenta el cine de Hollywood, estas son aventuras de verdad.
Recorriendo este gran país continuamos hacia Bamako, la capital, no es muy diferente de nuestro lugar de partida, salvo por el tamaño, el color rojizo de la tierra de las calles y una zona céntrica algo más bonita, ideada para los turistas que vienen a contemplar la maravillosa África.
Seguimos hacia Senegal por zonas de selvas salvajes, donde igualmente la miseria abunda. Animales exóticos, el recuerdo de alguna guerra olvidada, plantas de una belleza sin igual y expediciones de national Geographic. Así llegamos a Mauritania al borde del gran Atlántico, no es recomendable cruzar el desierto hacia Argelia en esta época del año, aunque muchos los intentan igualmente; nosotros tomaremos el camino más largo.
Paramos antes de llegar a Marruecos en Atar, ¿como podría describir esta población? imaginad la gran Persia en medio del desierto, con chozas de piedra, algún mercadillo y mucha, mucha calor. Tal vez el Egipto antiguo, en los barrios donde vivían los trabajadores de las grandes pirámides... Imaginad algo parecido pero no igual, pues aquellos fueron grandes imperios de riquezas y poder, y en Mauritania abunda todo lo contrario.
Poco a poco cruzamos el Sahara marroquí y llegamos a las costas del estrecho,; aquí podemos descansar un tiempo en algún campamento con gente agradable que a protagonizado también peligrosos viajes, donde han vivido experiencias y disfrutado de anécdotas dignas de ser contadas. Aquí se apiñan malviviendo muchísimas personas, hombres y mujeres. Aquí como en Segou se amontonan los sueños, las esperanzas y la desesperación de muchísimas vidas humanas.
Tras tantos kilómetros por fin damos el salto a Europa, el tan ansiado paraíso de las oportunidades, nerviosismo y ganas de emprender la travesía... por desgracia, en mitad del mar oscuro, con un frío intenso, tras varios días de navegación, termina súbitamente esta historia, finalmente flotamos sobre el mar, y las olas arrastran nuestros cuerpos muertos.

domingo, 4 de octubre de 2009

Escapando al despertar

La desesperación acompañaba a los jadeos, y a estos el sudor que resbalaba por su frente hasta caer al suelo desde su cara. Tragó saliva un momento para poner en orden su cabeza y de paso intentó aguantar la respiración, no podía ser descubierto porque si lo encontraban moriría.

Por un momento comenzó a sollozar, ¿por que le tenía que pasar esto a él?. Se seco de lágrimas los ojos con sus manos temblorosas y apretó contra su pecho el arma que tenia cargada, aun humeante y que acababa de disparar. Se concentro en el olor a pólvora que entraba hacía sus pulmones y se acordó de sus tardes de cacería, con esa misma escopeta. En aquellas ocasiones le divertía matar, el olor a carne quemada, la posterior cena del animal muerto con su familia, la felicidad bañada en sangre... Cerro los ojos y deseo con todas sus fuerzas estar en el coto privado, con su sombrero y sus pantalones de camuflaje, con su cacheta llena de bolsillos con todo lo necesario para el deporte.

Cuando abrió los ojos la oscuridad volvió a cubrirle, se encontraba detrás de una mesa de madera antigua y gastada por el tiempo que el mismo había tumbado con las patas en dirección a aquel que perseguía su vida, frente a él se encontraba una ventana, único lugar por el que entraba la luz lunar que fuera bañaba el campo. Estaba abierta... pensó en escapar.

Un instante después se precipito desde el segundo piso, su tobillo recibió el duro golpe de la caída, el miedo era tal que su sistema nervioso pudo obviar momentaneamente el pinchazo agudo de dolor para poder correr hacía el interior de una zona boscosa de encinas, romero y algún que otro arbusto pequeño. Mientras se alejaba de la pequeña casa su respiración se intensificaba, y cada vez que inspiraba o espiraba de su garganta se podía oír como un quejido fiel muestra de toda la angustia que lo atosigaba.

Pero... ¿De que o quien estaba huyendo?, era un extraña situación, aún no se había dado realmente cuenta de quien era el que tras él portaba el arma, no se había parado a repasar cada uno de los acontecimientos que habían precedido aquella persecución y bien sabia dios -Se dijo- no era el momento de hacerlo.

Os comentare que ante nosotros nos encontramos con un hombre normal y corriente, aunque bien podría tratarse de una mujer, era una persona adulta, de no mas de treinta años, con un trabajo vulgar, un coche normal con el que tenía que pasar la revisión en los próximos días. Adicto a los placeres de la vida, como el tabaco, el alcohol, la televisión, el fútbol o quizás eran los toros, el sexo y la diversión. No era alguien de meterse en problemas, no al menos en ninguno que no tuviera que ver con hipotecas, o compras a plazos que dicho sea de paso, bastante complicados son ya.
¿Entonces?, ¿como podía haberse metido en esta situación?.

Consiguió adentrarse entre la maleza, pero por desgracia no pudo escapar, no se esperaba que allí le estuviera esperando aquel que le quería disparar. En el suelo rendido alzo la mirada y se encontró frente a un joven, de no mucho más de veinte años, con una mirada penetrante y un gesto que le desafiaba.
Aquel muchacho era yo.

-Vengo a matarte - Le dije.
Se izo un silencio entre los dos.
-Vengo a matarte tal y como eres, - proseguí- vengo a eliminar de tu vida todo lo negativo que la conforma, vengo a arrancar los hilos que ciegan tus ojos, curar tu irresponsabilidad hacia el mundo... si amigo, vengo a despertarte de tu falso bienestar para que a partir de hoy, de este momento seas por fin libre de espíritu, libre para pensar, para decidir por ti mismo, para negarte si realmente lo deseas y no tragar todo lo que te pongan en la mesa, vengo a matar toda tu codicia, tu egoísmo, a liberarte de esta locura de sociedad que te parasitó el cuerpo y el alma. Yo soy tu agónico sentimiento de malestar que callas cada día para poder seguir viviendo, pero hoy... morirás.

Disparé, disparé sin dudar un solo instante y le arrebaté todo en lo que sostenía su existencia, no vacilé, simplemente repetí lo que muchas otras veces atrás ya había echo.

Él quedo en el suelo, en un charco de sangre, pero de pronto volvió a entrar en si, pestañeo varias veces, se paso la mano que ya no temblaba por la frente y tras un suspiro tranquilizador apago la pantalla del ordenador, abrió la puerta de su casa y el sol baño su cara que mostraba una sonrisa, salió a la calle y por fin, se enfrento al mundo.

jueves, 1 de octubre de 2009

Encuentro pasajero.


Imaginad un rocoso acantilado sobre el Mar de Tetis, a finales del cretácico, por el que sobrevuelan enormes monstruos salidos de alguna historia de ciencia ficción. La espuma salpica las afiladas piedras en las que termina la vertical pendiente, con la fuerza despiadada de las olas que gritan en nombre de los futuros océanos. Como pretendiendo separar con su empuje a más velocidad los continentes que dejarán el mapa terrestre que hoy conocemos.

La temperatura era sofocante, a plena mañana si hubiera existido un termómetro habría marcado cuarenta y siete grados, lo habitual por esa zona en esa época. Las cícadas y los ginkgos estaban ya en decadencia mientras las palmeras comenzaban a adornar el paisaje, y sobre estas dando su sombra, se podía observar el majestuoso vuelo de un Tropeognathus, con su enorme cresta ósea en el extremo de la mandíbula, de forma redondeada, ideal para capturar peces en pleno vuelvo. Y su lindo, casi poético color blanco adornado con lineas negras en su cuello que nacían desde la mancha oscura de su pecho, y terminaban con pequeños toques del color dorado del sol. Este pterosaurio obstentaba desde hacía millones de años el rango del mayor ser vivo volador existente en todo el planeta, pero su reinado se estaba acercando a su fin. Por alguna extraña razón, pocos miles de años después desaparecerían para siempre dejando simplemente sus huesos bajo los sedimentos. Huesos que unos extraños seres surgidos de la evolución del primate encontrarían con el largo pasar del tiempo dejando volar su imaginacion con tan magnifico ser.

En otro lugar no muy lejano, se encontraba un Quetzalcoatlus, precisamente el enorme reptil que comenzaba a reclamar el cielo como suyo; su tamaño, descomunal. Era un macho adulto de once metros de longitud y casi cien kilogramos de peso al que le costaba bastante no solo levantar el vuelo, si no también mantenerlo debido a su peso, viéndose obligado a planear sobre las corrientes para mantenerse en el aire.

Minutos después ambos seres se encontraron, el primero estaba descansando sobre la cornisa del acantilado, el segundo bajo el vuelo y se detuvo a su lado, ambos se miraron durante un instante eterno y los dos comprendieron, sin palabras, sin sonidos, solo una mirada sincera entre las sacudidas del mar golpeando las rocas, bramando contra ellos por robarles las pesca que tanto trabajo le había costado criar. El final de un reinado, el nacimiento de uno nuevo, el final del abuelo, el comienzo del nieto.

El Quetzalcoatlus con trabajo retomo el vuelvo y prosiguió su viaje, Tropeognathus quedo abatido sobre la misma roca. Creedme cuando os digo que desconozco si estos fascinantes animales podían llorar, pero lo cierto es que este lloró amargamente.